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domingo, 9 de septiembre de 2012

We are books

A punto de comenzar un nuevo curso escolar, toca escuchar lo caro que son los libros de texto y cómo las administraciones buscan soluciones para aquellas familias que no pueden soportar la carga económica de "educar" a sus hijos. Debo ser demasiado idealista para los tiempos que corren, puesto que yo pensaba que la educación estaba en otra parte, no en los libros de texto. Es más, yo creo que los únicos libros que me interesa utilizar como maestra, son las personas, porque tienen la ventaja de que se están reescribiendo constantemente y, además, no hay una igual a otra, ni por asomo.
 
 
Es realmente asombrosa la parcialidad con que se trata el tema del libro de texto en los medios de comunicación; parece que tiene que estar presente en las aulas sí o sí. Y yo me pregunto, ¿no será por falta de alternativas?, y la primera de ellas aquella de la que se impregna el Currículo de Primaria de Canarias, cuando dice que:
 
[...]se hace necesaria la coordinación para presentar los contenidos de forma globalizada. Desde el centro educativo y en el entorno del aula se favorecerá la implicación y participación del alumno y la alumna y la permanente inquetud por la búsqueda activa, por la investigación, por la organización, por la autonomía y por el trabajo en equipo. [...] Se responde así al principio de autonomía pedagógica, organizativa y de gestión atribuido a los centros educativos para desarrollar y completar los currículos, de manera que estos se conviertan en instrumentos útiles adaptados a la realidad y a la sociedad en la que vive y se desenvuelve nuestro alumnado. 
 
Imagino que como todo es interpretable, algunos centros educativos han entendido que el principio de autonomía pedagógica, organizativa y de gestión significa ser libres para elegir la editorial que más les convenga. Ahora bien, ¿alguien sabe la página en la que el Currículo dice que todo esto de la implicación, la participación, la búsqueda activa, etc. se tenga que hacer con libros de textos? Yo sí he visto que dice que "la introducción de las tecnologías de la información y comunicación trata de conseguir que las nuevas generaciones obtengan el máximo provecho de los cambios que está produciendo la sociedad de la información, con la incorporación de Internet y las herramientas multimedia en los centros educativos".
 
No voy a hablar sobre estar a favor o en contra de los libros de texto; me queda mucho camino por recorrer como maestra y muchas piedras con las que tropezar en el mismo. De libros de texto, ordenadores, redes y otras historias saben más los maestros experimentados.
 
A mí, personalmente, me encantan los libros de texto de inglés, me gustaban como alumna y me gustan como maestra. Creo que son un auténtico caramelo para los maestros, porque las editoriales se lo han currado para  que estos tengan ya las programaciones de unidades didácticas sobre temas o "topics" que se encuentran en el Currículo de Lengua Extranjera, así como cantidad de materiales didácticos. Sin embargo, en mi corta experiencia, nada me ha dado más satisfacción que programar mis actividades, picando aquí y allá, nutriéndome de materiales ya creados por otros en la Red, creando los míos y, especialmente, promoviendo que fueran los alumnos quienes lo hicieran. Y las TIC me han sido, de momento, de mucha más ayuda que los libros de texto, a los que ahora miro "con lupa".

Ojalá los esfuerzos de las administraciones se centraran en dotar a los centros, de verdad -de verdad de la buena-, de las recursos materiales y personales para dar los primeros pasos en la integración de las TIC. No vivimos ya en un mundo de libros de texto, sino en un mundo de historias humanas con muchos más contenidos y objetivos que los que cubre un libro, incluso más de los que recoge el Currículo. Vivimos en otro mundo, necesitamos otra escuela. Pero la transformación está en las manos de los maestros y, para ello, necesitan asesoramiento.
 
 
 
Estos maestros no son ciegos a la realidad de sus alumnos y están ávidos de conocer los entresijos de las Nuevas Tecnologías, de averiguar qué es lo que tanto fascina a los niños de hoy, a los llamados nativos digitales.
 
 
 A mí me fascina Glasbergen!

miércoles, 2 de noviembre de 2011

La pizarra mágica

El debate actual sobre la conveniencia de integrar las tecnologías de la información y la comunicación en la escuela parece zanjado. Nadie pone en duda que las TIC vienen a mejorar la educación, que son más los beneficios que los perjuicios y que la labor docente se ve favorecida por la incorporación de elementos didácticos más dinámicos que facilitan la personalización del aprendizaje de sus alumnos. Sin embargo, no estoy segura de que exista un -podríamos llamar- acuerdo en la manera en que se hace uso de las tecnologías en educación.

Se discute últimamente si el amor que profesan los maestros a la pizarra mágica es o no interesado. La mayoría la adoran, pero pudiera ser que lo hicieran de igual modo que lo hace un amante cegado por la pasión, sin advertir los peligros de su loco enamoramiento. Su magia nos envuelve y nos puede hacer tener una imagen idealizada de la misma que no se corresponde con la realidad. Su belleza puede ser tan efímera a nuestros ojos como fue la de otros amados artilugios que sirvieron a nuestros propósitos.

Como en esto de las posturas sigo siendo ecléctica, prefieron ver qué opinan los que más saben. Si te animas a saber más, estos días se va a celebrar en Madrid el III Congreso Pizarra Digital promovido por el Proyecto Aula Pizarratic, donde parece que se pretende reflexionar sobre la práctica docente en el uso de las tecnologías en el aula. Quizás este tipo de iniciativas permitan vislumbrar un uso de la pizarra digital que no trate de perpetuar el modelo expositivo por encima del constructivo.




I love Randy Glasbergen. You know.